“Salimos en ruta, sin mapa sin traje a medida… salimos en ruta, salvaje, tribal, con la mochila vacía”.
Ir ligero de equipaje, vaciar por completo una vida común de trece años y pintar sus muros, sirvió para cambiar la perspectiva vital: “aprender a cuidarnos más y no cuidar tanto de las cosas. Dejar el nido, salir a volar y hacer otro nido, es un proceso que requiere tiempo y grandes dosis de amor”.